viernes, 29 de noviembre de 2013

Viaje al Ser (Cuento)


Había decidido hacer ese viaje a su interior, tanto tiempo aplazado...
Sentía con una nitidez deslumbradora que necesitaba ese camino en solitario que le susurraba su alma con la vehemencia de un violín apasionado.
Sabía que habría de ponerse las creencias ajenas, sobre todo las de los más cercanos, por montera, abrirse paso entre la maleza de los condicionamientos y desmembrar las lianas de la presión del clan.
Sabía que tendría que atravesar desiertos de incomprensión y precipicios  de locura.
Sabía todo eso y mucho más que percibía del tenue titilar de las estrellas, conectadas como innumerables electrodos al latido acompasado de su corazón.
Estaba decidido a soltar las riendas de los apegos, a desenmarañar los tentáculos del ego, a desterrar la opresiva manipulación del miedo.
¿Cuál era su armadura? La voz suave y clara que brotaba de su interior en los momentos de calma, cuando olvidaba su condición humana para sumergirse en su condición de Ser.
Había decidido entregar el rumbo al Espíritu que latía bajo su corporalidad y la densidad de su materia física. Con Él como única guía se sentía poderoso, fuerte, invencible… Sabía que estaba acercándose a la puerta que conduce a su verdadera esencia… el resto carecía de importancia.
Ponía, cada mañana, en esas manos invisibles que envolvían su ánimo, todo el poder, toda la voluntad, toda su existencia. El diálogo con ese Espíritu de Vida se hacía, cada vez, más fluido, más claro, más profundo…
Podría ser rechazado como Juan Salvador Gaviota, considerado un loco místico o un insensato incomprendido…pero eso dejaba de tener relevancia desde las...