Intuiciones sobre la física a los pocos meses de edad

(NCYT) Entre esos conocimientos intuitivos sobre física figuran
habilidades que a mayor edad usamos todo el tiempo. Por ejemplo, cuando
un vaso de vidrio cae de la mesa, quizá intentemos atraparlo en el aire,
pero no se nos ocurrirá intentar hacer lo mismo con la leche que se
vierte. Desde una edad temprana, tenemos claro que los líquidos no son
como los sólidos, y ese conocimiento queda tan hondamente grabado en
nuestra mente que no tenemos que pensar de manera consciente en si
intentar agarrar o no el líquido que se está cayendo; simplemente
reaccionamos intentándolo sólo ante un sólido.
Existe en la comunidad científica un convencimiento creciente de que los
bebés ya tienen a corta edad esa misma habilidad de formarse
expectativas sobre la física subyacente en sucesos cotidianos, como el
de la leche que se derrama o el objeto sólido que se cae, y predecir
gracias a ello el comportamiento de los... objetos y sustancias con los que
interaccionan.
La revisión de resultados de diversos estudios realizada por el equipo
de las psicólogas Susan J. Hespos de la Universidad del Noroeste, y
Kristy vanMarle de la Universidad de Missouri, ambas en Estados Unidos,
avala la suposición de que los bebés comprenden que los objetos que no
se apoyan en nada acaban cayendo, y que los objetos no dejan de existir
cuando están escondidos. En los tests realizados durante investigaciones
científicas también se ha demostrado que a los cinco meses, los bebés
ya esperan que las sustancias líquidas como el agua no se comporten
nunca como las sólidas.
Se cree que el conocimiento físico intuitivo está presente, al
menos en un nivel esencial, desde el momento mismo del nacimiento, pero
vanMarle está convencida de que los padres pueden ayudar a ampliar y
reforzar ese conocimiento mediante la estrategia de animar a sus bebés
de muy corta edad a interactuar con objetos seguros de diversas clases.
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