Biografía
Francisco J. Rubia es profesor emérito de Fisiología Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense (también lo fue de la Universidad Ludwig Maximillian de Munich), miembro numerario de la Real Academia Nacional de Medicina y Vicepresidente de la Academia Europea de Ciencias y Artes, tanto de la central en Salzburgo, como de su Delegación Española en Madrid. Es autor de, entre otros libros, La conexión divina (Crítica), El cerebro nos engaña y ¿Qué sabes de tu cerebro?.
Sinopsis
Por grande que sea nuestro «materialismo», independientemente de que estemos absolutamente convencidos de que todas nuestras experiencias parten, de una forma u otra, de nuestros cerebros, no podemos ignorar que existen dos tipos de realidades en torno a las cuales giran nuestras vidas, una «externa», mezcla de estímulos externos y construcción cerebral, y otra «interna», a la que no tenemos acceso conscientemente pero que no por ello deja de influir sobre nosotros, una realidad a la que aquellas personas que han accedido a ella opinan que es mucho más real que la propia realidad cotidiana del mundo exterior.
De esta segunda realidad, interna, trata este libro, escrito desde la ciencia, pero de una ciencia sensible e informada acerca de todas esas creencias y testimonios que habitualmente englobamos bajo el calificativo de «misticismo», de «búsqueda del éxtasis». Una búsqueda que, por lo que sabemos, parece confundirse con los propios orígenes de nuestra especie, el Homo sapiens, y que se ha extendido por todo tipo de culturas, religiones y lugares.
En todos estos escenarios, como muestra Francisco Rubia, mostrando un tan enciclopédico como profundo conocimiento de la historia de la humanidad, ha habido místicos con los mismos objetivos, que han utilizado lenguajes similares y empleado parecidas técnicas en su búsqueda del éxtasis.
Pero, como señala el autor de este libro, «nada de esto debe extrañarnos. En todos los casos es el mismo ser humano, con un cerebro similar, modulado por la cultura en la que se halla inmerso, pero con estructuras parecidas en lo esencial, estructuras que para el autor no hay duda que representan la base neurobiológica de estas experiencias».
¿Cual es esa base neurobiológica de la experiencia mística?,
"...tenemos una intuición clara de que en la psique, hoy diríamos en el sistema límbico, poseemos estructuras cuya activación nos pone en contacto con la divinidad".
¿Existen en el cerebro estructuras que producen la experiencia de trascendencia?
¿es posible activar, si es que existen, esas estructuras de forma natural y no mediante drogas?,
¿tiene sentido, como se está haciendo últimamente en Estados Unidos, hablar de «neuroteología»? .
Estas son algunas de las preguntas que estudia en La conexión divina el profesor Rubia, para quien si toda experiencia tiene su base cerebral, entonces también la tiene que tener la experiencia de éxtasis o trascendencia.
«Abordamos», escribe, «el tema de los fundamentos neurobiológicos de la experiencia de éxtasis desde un punto de vista no dualista del tema cerebro-mente.
Para nosotros no son más que dos puntos de vista de una misma realidad... La postura dualista no conduce más que al problema de explicar cómo es posible que una sustancia espiritual en el sentido más metafísico, la mente, puede interaccionar con un cerebro que es materia».
Por otro lado en la introducción de su libro, el profesor Rubia dice:
"Pasamos gran parte de nuestras vidas en sueños y ensueños que representan una realidad más interna a la que no tenemos acceso conscientemente, pero que no deja por ello de influir sobre nosotros. De esta otra realidad interna extraemos nuestras intuiciones, ocurrencias o aquello que nos sirve para la creatividad, tanto en arte como en ciencia.
También sabemos que gran parte de nuestras actividades, la inmensa mayoría, se realizan inconscientemente, guiadas por esas intuiciones, «corazonadas», sentimientos, afinidades, y un largo etcétera, sobre los que no tenemos ningún control".
No hay duda, en definitiva, que para el profesor Rubia, la negación de la espiritualidad del ser humano ha sido una equivocación; pero no para volver al dualismo cartesiano de cuerpo/espíritu o cerebro/mente, sino para fundir ambos conceptos en el propio cerebro.
Otra importante afirmación del profesor Rubia en su libro:
La segunda conclusión a la que también podemos llegar es que este desarrollo cultural de nuestra capacidad lógico-analítica ha inhibido en cierta manera nuestra capacidad emocional-mística, de forma que hoy pocas personas experimentan ese mundo de trascendencia o místico en el que antiguamente el hombre primitivo estaba inmerso.
Este sería, como hemos dicho, un fehaciente ejemplo de hasta qué punto la cultura por nosotros creada ha moldeado nuestro cerebro, de forma que unas capacidades se desarrollan mientras que otras se reprimen, o inhiben.
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